Los lapices siguen escribiendo - 16 de septiembre

Hoy recordamos a los compañeros que fueron secuestrados la madrugada del 16 de septiembre de 1976 por defender el derecho al boleto estudiantil.


Después de 34 años del acontecimiento, en el 2010 los estudiantes secundarios comenzaron a marchar por el sistema educativo. No sólo hubieron marchas sino también tomas de edificios, entre ellos, la toma de Ciencias Sociales por varias revindicaciones que hoy ya están en funcionamiento como el edifico único.


Les dejo una crónica que escribí de la marca del 16 de septiembre de 2010.



Crónica de la marcha del 16: “Los lápices siguen escribiendo”



Estudiantes, padres y docentes de universidades, terciarios y secundarios participaron de la marcha en conmemoración de los 10 adolescentes protagonistas de la noche de los lápices hace 34 años.

La marcha convocaba por estudiantes partió de Congreso a Plaza de Mayo. Los del secundarios optaron por avanzar por la avenida de Mayo, mientras que los universitarios se sumaron en diagonal norte. Según sus organizadores eran 30.000 personas.

A las 19.15, el colectivo de la línea 56, donde yo venía viajando desde Retiro, fue informado que debería desviar su recorrido. Los jóvenes ya habían comenzado a recorrer las calles, algunos de ellos pintados como si la murga estuviera por dar a lugar. Cuando llegué a metros del Congreso, ví como en cada paso, seguros de sí, fuertes, inconfundibles y a la vez alegres, sus voces resonaban al unísono: “A donde vayan, los iremos a buscar. Ole ole, Ole Ole” como si fuera posible que antiguos fantasmas de la dictadura prestaran sus oídos a sus voces juveniles.  

La atmósfera que se respiraba estaba cargada de esperanza. Los padres y los docentes veían en sus jóvenes aires de libertad, compromiso y lucha.  

“Es maravilloso porque me hacer recordar mis épocas de estudiante, en los años 60, que con esa bandera (defensa de la educación pública sobre un presupuesto para la educación), el movimientos estudiantil tomó una envergadura extraordinaria” comentó Víctor, un arquitecto de la UBA ya jubilado que cruzaba la calle.

La falta de temor hacia algún tipo de represión era parte de éste clima. Ante la pregunta de si tienen miedo, un grupo del Colegio Nacional, me respondió: “No. ¿Qué nos pueden hacer?”

Dentro de las columnas de estudiantes que avanzaban sobre las calles del microcentro, había ex estudiantes, como Juana de la Matanza, quien manifestó su apoyo a la marcha. “Vine apoyar porque lo que están pidiendo es justo y le dicen boludeces todo el tiempo. Los pibes de ahora no son los de antes, no se comen cualquiera. Los vengo apoyar para que sepan que no están solos”

Los estudiantes del secundario se sienten acompañados. Desde el principio de las tomas en los secundarios, muchos docentes se adhirieron a sus reclamos participando activamente. Una estudiante del Lenguas Vivas contó que el primer día de la toma se quedaron  la rectora y la directora, y una profesora de Literatura, y que 
el segundo día se quedó una profesora de Historia.

A pasos de llegar a Plaza de Mayo, me encontré con Luis Zamora. Le hice un par de preguntas para la crónica y me dijo que era muy estimulante ver a los estudiantes marchando. Comentó que no recuerda haber visto una movilización de éstas características y concluyó: “que los estudiantes elijan esta fecha para levantar la escuela pública frente al gobierno da mucho combustible para seguir la lucha.” Ni lerdo ni perezoso, me invitó a unirme a su grupo político en Facebook.

Con un camión-escenario de espaldas a la casa rosada, que esperaban en Plaza de Mayo, el acto comenzó a las 21 con la lectura de un poema de Claudia Falcone, secuestrada la noche de los lápices, “Mano anónima.” 



El acto continuó con los discurso de los estudiantes secundarios y universitarios y docentes.